08 julio 2011

Como Plutón.


Y escapaba de lo que decían. Debía buscar la manera de no oír lo que ellos decían. Me sentía como una niña que debía huir de los regaños de su madre, aún sabiendo que lo que había hecho estaba mal.

Me regañaban para cuidarme, tal cual lo haría mi madre. Supongo que su ausencia en ese momento y a la vez su presencia en mi mente lo hacía todo más… ¡MALO!... Supongo…

Creo que algún día me lo perdonaré”, pensé para mis adentros, después de sentir los inmensos ríos de lágrimas que brotaban de mis ojos sin cesar y sin control.

Al recuperar la conciencia y caer en cuenta de lo que estaba frente a mis ojos, sentí las manos de alguien halando mi cuerpo en dirección contraria a ellos. Era lo que deseaba, alejarme, pero por alguna razón mi vista no podía apartarse de esa imagen.

Logré alejarme unos pocos metros y perderlos de vista, pero aún así sentía que mi pecho estallaría y mi corazón pronto se rompería en  millones pedazos con los cuales no me bastaría vivir.

Sentí que nunca más podría respirar ya que tenía más de un minuto sin sentir aire en los pulmones. El cálido abrazo de quien me halaba, me hizo sentir que bajo tantas palabras que me herían por no querer escucharlas, había una intención de protección. Creo que en ese momento obtuve una verdadera definición de amistad.

A pesar de enfadarse, los chicos más que nada querían protegerme de ese dolor que recorría mi cuerpo y hacía estallar mi corazón.

Entendí sus intenciones, pero fue muy tarde. Después de verlo besar a otra chica no quería saber más nada de una existencia que tuviera que ver con él. A pesar de todo lo que pudiera quererlo, no quería saber ni de mí.

El intento de los chicos para calmarme tuvo un corto efecto, cuando se produjo en mi un dolor punzante al darme cuenta de mis sentimientos.

Una voz delicada, como de chica, se oyó de fondo entre los susurros de mi mente:

- ¿Por qué te duele tanto? ¿Acaso estás enamorada?

Un grito mudo en mi interior hizo retumbar en mi pecho el dolor. Esta suele ser una pregunta para la cual no debes pensar una respuesta, sólo debes decir lo que sientes.

Un escalofrío recorrió todo mi cuerpo cuando al darme cuenta de que en mi mente se dibujaba un hermoso pero doloroso “SI” enorme, tan enorme como lo que sentía, que no me dejó más que exhalar para luego llorar aún con mas dolor.

Supongo que entendieron mi gesto y me dieron un poco de privacidad, a los cual reaccioné de la forma más infantil que pude. Huí.

Intenté huir de mi misma y de lo que sentía, pero luego recordé que no era algo que yo misma pudiera controlar. Ya estaba corriendo sin dirección alguna así que continué para ver si lograba sentir de esa forma la sensación de libertad que alguna vez sentí con él, pero tal cual como lo esperaba: FUE IMPOSIBLE.

1 comentario:

  1. Fuchaaa omg!! no sabía que escribías así que lindo de pana !!! aqui tienes una follower :)

    ResponderBorrar