Es difícil hablar con alguien cuando no sabes qué decir, y
probablemente esa persona no tenga ningún interés en saber lo que quieres
decirle.
En algunos momentos, no darme tiempo suficiente para superar
algo, es lo mejor que puedo hacer. En esta ocasión, fue la estupidez más grande
que pude haber hecho. Bullshit. Lo único que logré fue postergar el llanto.
Ni siquiera entiendo qué hice. No
sé en qué momento dejó de ser una alegría compartir su tiempo conmigo y se
convirtió en algo tan vacío que cuando empezó a sentir ganas de no existir, nada bastó para suprimir esos pensamientos de su mente.
Y me duele, porque quisiera haberlo sabido antes para
intentar cambiarlo. Quisiera haberlo notado para que dejara de pasar. Pero ya
no puedo, y tengo un nudo en la garganta que decidí ignorar por demasiado
tiempo, así que ahora es mas tarde que nunca.
Después de todo, ahí estaba yo, exigiendo algún tipo de
consideración hacia mí cuando quien necesitaba un muro de contención, era él. Y
no me di cuenta. Maldita sea, no me di cuenta, porque él fingía normalidad
perfectamente.
Y me duele, porque bajo sus sonrisas y su tranquilidad, él
se estaba quebrando y no lo vi. Y lo que le di, no bastaba para mejorar nada.
Me duele no haber sido suficientemente fuerte para sostenerlo
cuando estaba roto y trataba de recomponerse.
Realmente, no sé si en algún momento trató de recomponerse,
pero pude haber estado ahí, vigilando que por dentro no cayera de rodillas ante
el mundo mientras por fuera me regalaba una sonrisa.
Pero no sabía, y después de todo este tiempo, sigue doliendo
no haber sabido.
Mientras tanto, tu sigues ahí, existiendo.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario